miércoles, 11 de noviembre de 2015

Asturias perruna

Aunque a Sergio le parecía demasié llevarnos a los perros en nuestras vacaciones largas, después de conversarlo decidimos que era lo mejor: por ellos, que se lo tienen muy merecido; y por mí, que disfruto de verles todos los días, e iba a estar preocupada sin ellos.

Decidimos ir a un sitio donde pudiéramos ir con ellos, y que ellos pudieran estar a gusto, y Asturias cumplía estas características. Yo no había estado antes y tenía muchas ganas de conocerlo. Decidimos también que en vez de estar pocos días en muchos sitios, lo mejor era relajarse en uno o dos sitios. Así nos evitábamos el tener que estar todo el día en marcha, podíamos acomodarnos tranquilamente sin prisas ni agobios, y no se malgasta tanto en lavar sábanas, toallas, etc. que solo se usan un par de días...

Nos alojamos en Casa Castañera, donde quedamos encantados. La casa tenía absolutamente de todo, y el dueño fue muy amable y comprensivo con nosotros (incluso cuando le contamos los desperfectos ocasionados por nuestra lobita...). La casa estaba en Arriondas, súper bien comunicado y con muchas cosas para visitar alrededor.

La primera parada, antes de llegar a Asturias, fue en Orbaneja del Castillo (Burgos).
Esta cascada atraviesa el pueblo y desemboca en el río Ebro.

¿Qué dirías? ¿Es África? ¿Una calavera de un homo neanderthalensis?

En Asturias los primeros días nos hizo algo de lluvia y mal tiempo, de hecho, el segundo día nos tuvimos que volver a casa por el viento que hacía... ¿Lo bueno de quedarnos en casa? Estar calentitos, cenar caliente y... ¡Echarnos un vaca y toro! Juju.

Nuestra primera excursión fue la ruta del Río Cares (no entera, pero bastante)... un poco arriesgado con esos acantilados y mis dos fierecillas salvajes... pero salimos resanos y salvos. 

Senderos de la ruta del Cares

El agua está ganando la batalla.

Unos curiosos.

La ratilla de agua no perdía oportunidad de zambullirse en las claras y frías aguas.

Montañas...

Pasadizos ;)

Todos los días sin excepción nos amanecía con niebla, nos abrigábamos creyendo que haría malo y luego salía un sol espléndido. Y nos asábamos. Jeje.


 Llanes nos gustó mucho: el paseíto por los acantilados, las montañas...
La primera vez que vieron el mar, es que mírales... ¡no sabían qué decir!

Todo el mundo parece interesante con el mar de fondo.
Pero es que mi perro... ¡qué porte!

Cerca de Llanes está la playa de Gulpiyuri, una playa interior: el mar Cantábrico se filtra por las montañas. Si no fuera por mi tozudez (dimos ni se sabe de vueltas para encontrarla) nos habríamos quedado sin verla jeje

Mientras tanto... Al otro lado de la playa de Gulpiyuri...


Su primer bañito en la playa

Cerquita de la playa de Gulpiyuri, están los Bufones de Pría. El mar se filtra por los huecos y grietas de la roca y cuando viene con fuerza sube el agua pudiendo alcanzar los 20 metros. Nosotros no lo vimos porque no había tanta marea, pero se escuchaba al acercarte a los agujeros unos rugidos que daban miedo. ¡Impresionante!

Vistas desde el Mirador del Fitu

Paseíto de ida

Paseíto de vuelta

Arriondas está muy cerquita de Cangas de Onís. Allí en su característico puente estuvimos con dos invitadas especiales de fin de semana: Bárbara y Su.

Puente de Cangas de Onís.

En Cangas de Onís hay una gente muy hospitalaria que tira a la basura obsequios perfectamente útiles para regalar a mis amiguitos como una raqueta de paddle del Real Madrid, una botella de cristal de Dora la Exploradora, un flotador, maceteros, latas de café vacías... ¡hasta un colchón hinchable!
Ante las miradas atónitas de propios y extraños nos llevamos todos los bienes que habían dejado en la calle (bolsa incluida). 

Fijaos cómo disfruta de su nuevo colchón. Hinché este colchón recogido en la calle a pulmón y he de decir que a parte de marearme creo que absorbí un montón de tóxicos jaja.

Ribadesella también nos gustó mucho. En el paseo de la desembocadura del Río Sella en el mar hay unos cuantos dibujos como éste de Mingote que te explica -además con audio- la historia de la ciudad.

Ribadesella.

Interesantes formas geológicas.


Así vimos los lagos de Covadonga.

La mayoría de las cosas chulas surgen sin estar planeadas. Es por eso que, además de tratar de ir a los sitios más característicos y emblemáticos, también me gusta sorprenderme y perderme, lo que podríamos resumir en una sola palabra: "sorperderse" jeje.

De esta manera, mientras buscábamos un sitio para comprar el pan y sentarnos a comer, descubrimos una ruta con árboles súper chulos, con un riachuelo al lado y por donde no pasaba casi nadie, así que los perros pudieron desfogarse.

Me subí a este súper árbol y ellos no quisieron perdérselo. ¡Qué momento cuando estaba allí arriba y veo a mi croqueta avanzar por el árbol!

Por el senderito Kira podía hacer de las suyas: escalar, saltar, correr... lo que toda lobita necesita.

Estas zapatillas de trekking me las regaló Sergio por mi cumple el año pasado. Son ligeras y son barefoot, intentando imitar la pisada natural del pie. 

¿Por qué delito estás entre rejas?


¿Cómo os los comeríais? ¿Asados? ¿Guisados? ¿A la parrilla?

Después de una semana en Asturias estuvimos un par de días en Palencia, para que el camino no se hiciera muy largo de vuelta, y por conocer a la gran desconocida.

De camino, paramos en Santander y comimos un menú vegano en el Bar Trasmiera: croquetas, morcillas... no pudimos con todo y nos lo metieron en un taper! Y lo mejor es que pudimos entrar con los fierecillas, que por otro lado, se portaron estupendamente ;)

Hicimos una ruta para ver un bosque fósil de hace 300 millones de años. En la foto se aprecian troncos y raíces de los árboles.

Futuro bosque fósil de Palencia.

Esta flor aparece en el otoño, es conocida como azafrán silvestre y se llama crocus nudiflorus

Allí también residía este simpático grillo amarillo.

Montaña palentina

Cerquita de allí había otra ruta que nos llevaba a El Roblón, un roble de más de 500 años y de 10 metros de ancho.

Imponente.

Cerca de nuestra casa rural había una necrópolis en mitad del monte, que no fue fácil encontrar...

Nadie les ha enseñado a estos chicos que beber de una tumba antropomorfa es de mala educación...

Un buen sitio para otear el horizonte.

Este coche, después de todas las aventuras vividas, me ha demostrado la más absoluta lealtad.

Por último, quisiera agradecer a mis compañeros de viaje estas vacaciones: a mis perros, por dejarme disfrutar de su felicidad en la naturaleza y por portarse razonablemente bien; y sobre todo gracias a mi chico por hacerlo posible y dejar de hacer otros planes que le apetecían más que éste por hacernos felices :)


Espero que os haya gustado esta breve (sí, breve) recopilación :D


PD: He de hacer al menos una mención a mi guía turística de este y anteriores viajes, GRu, mi villano favorito. También a Jessi que es la única que me ha comentado en el blog ever, jeje. ¡Gracias por darme calabazas! 


1 comentario:

  1. ¡¡Qué paisaje tan bonito!! He estado varias veces en Asturias, pero nunca con perro...desde luego, me apunto a un viaje similar al vuestro. Y a esas rutas tan bonitas...por aquí están las conocidas y cercanas de la Tejera Negra...tenemos intención de ir este Otoño por allí.

    Un abrazo muy grande y gracias por compartir unas fotos tan bonitas con tus palabras.

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